Visitando Grecia

caminaba por las ruinas de Atenas, nunca se cansaría de ir a ese lugar, ni del paisaje, nunca se cansaría de Grecia, en realidad...
camina a través de todos esos pedazos enormes de piedra, que en algún tiempo, fueron un hermoso imperio, un hermoso pedazo de cielo extendido en la tierra. De vez en cuando de manera inconsciente, acariciaba unos cuantos pedazos, suspirando en sueños...
escucho el sonido de la pala, y supo hacia donde ir

- Grecia-sama! -

grito, mientras corría en dirección al sonido de la pala remover la tierra

Obligado por sus superiores, se mantenia despierto escabando en busca de nuevas ruinas y que mejor que hacerlo en la mañana cuando las ruinas estaban solas y sin turistas molestos que tomaban fotos a todo, ademas queda añadir que era una mañana tan hermosa y fresca como hubiera podido imaginar: un cielo azul sin nubes, y el sol que brillaba hermosamente.

Cada palazo que daba le parecía interminable, pero para su consuelo todo estaba en calma, no habia ruidos que lo molestaran;los unicos sonido en ese momento que lo acompañaba era el del viento cuando soplaba y el de la pala cuando chocaba contra la tierra firme, pero un grito llamandolo interrumpio esa calma.

Paro y miro hacia el lugar donde provenía aquella angelical voz.

-¿J-japón?- susurro debilmente. -¿Que te trae por estas tierra?- pregunto con el tono tipico que lo caracterizaba, estaba realmente feliz de ver al japones y ahora que estaban juntos, después de tanto tiempo no pensaría en nada más que en este momento.

le sonrió de manera apacible, haciendo una reverencia ante el mas alto

- Hola de nuevo, Grecia-san, me da mucho gusto verlo -

cerro un poco los ojos, con esa sonrisa serena en el rostro, hace mucho que no le veía y extrañaba mucho su compañía

- Mis superiores me han dado un pequeño descanso de mi trabajo, así que decidí buscar un lugar de descanso en ese corto tiempo, y me decidí a venir a visitarlo Grecia-san -

Cuando le habían dado la noticia, no tardo mas de un minuto en saber a donde quería ir a pasar ese corto tiempo. Había empacado con cuidado, de no olvidarse nada, y le llevo uno que otro presente a su amigo para cuando le encontrara

- Como se encuentra Heracles-san? -

Aun se mantenía de pie, derecho, con sus manos junta en frente, y aunque no lo pareciera, contento.

" Decidí buscar un lugar de descanso en ese corto tiempo, y me decidí a venir a visitarlo Grecia-san -"

Analizó la situación con calma, tal vez solo era su imaginación, pero le costaba creer que el japonés de entre tantas naciones hubiera elegido visitarlo a el. Ladeó su cabeza, mirándolo a los ojos. Le encantaba verse reflejado en esas orbes oscuras que adoraba, que lo hacían perderse en un espiral de pensamientos extraños, nunca había conocido a alguien igual a él, era único.

Se preguntaba si sería correcto acercarse, pero al ver que le sonreía se dió valor y se acercó hasta quedar mas cerca del japones. -Estoy bien, tenia muchas ganas de verte de nuevo. Me alegra que estés aquí- Se llevó una mano detrás de su nuca avergonzado. Verle y estar a su lado, era algo que siempre había fascinado al griego, solo que nunca se lo confesaría. Se conformaba con tenerle cerca, disfrutar de su compañía, protegerlo de todos, como de aquel molesto turco que sabia de antemano, no tenía buenas intenciones, jamás las tenía. -Y tu, ¿como te encuentras?-

(Disculpa, la tardanza. u.u)

Sintió la cercanía, modesta, casi imperceptible, pero la sintió, la sintió en el como si le hubiera dado un golpe.
Su costumbre casi iba a hacerlo retroceder, pero al recordar que hablaba del griego, ese golpe se había sentido cálido con confortable. Escuchaba despacio las palabras, bueno, el griego de por si hablaba despacio, pero eso solo le transmitía mas tranquilidad de lo que ya le otorgaba, y comodidad.

- me encuentro bien - preciso y corto con su respuesta, no necesitaba mas.

Levanto los brazos, haciendo muestra de que ya cualquier tipo de herida estaba curada, ya ni había rastro de que alguna vez hubo algo como terremotos en sus tierras....
Busco un trozo de piedra, el mas cercano, puede que para observar al griego trabajar, o podía que también ayudarlo si lo dejaba. Tomo el bolso que lo había estado acompañando y saco galletas y un termo con te, dándole la invitación a un descanso con el.

[perdon la tardanza tambien ): ]